Lo cierto es que en alguna medida u otra, todos los humanos pasamos por un momento de dependencia emocional. Y es perfecto y muy bueno ser conscientes de ello, porque nos permite evolucionar hacia un paso más adelante en la búsqueda de sanarnos y de estar bien con nosotros mismos.
Hay que tener en cuenta que luego de tanto bombardeo psicológico desde la sociedad hacia nosotros desde la niñez hasta hoy en día, es muy probable que las relaciones amorosas basadas en la teoría de la "media naranja" lejos de hacernos felices, nos vuelva dependientes.
Es cierto que en un principio y demos como ejemplo un tiempo, los primeros 6 meses de la relación. Todo es maravilloso e incluso creemos que la idea de una media naranja sea cierta. Sin embargo, de cosiderar ello como cierto estamos en riesgo de negar nuestra individualidad, negar incluso la individualidad del otro y a su vez, fusionarnos ambos en una relación simbiótica parasitaria, que la mayoría de las veces no puede ser tolerada y culmina con un desamor en el mejor de los casos o bien la "adicción" o dependencia total.
Punto 1: ¿Nos queremos?
Muchas personas luego de unas cuantas relaciones fallidas, o bien luego del desamor generado por la asfixia propia de una relación dependiente, comienza a indagarse sobre las maneras en las que está buscando la felicidad. Producto de todos esos mandatos sociales es que muchas veces las personas se cuestionan sobre "si la felicidad no la estoy consiguiendo en mi vida sentimental ¿Dónde la debo buscar?". Y esto es muy bueno ¿Por qué? porque indica que ya estamos dando los pasos para sanarnos, empezamos de alguna manera a entender que la felicidad no está en el otro sino que es una responsabilidad mía y solo mía. Buscar la felicidad, se la busca en uno mismo. No podemos hacer responsable a la pareja de nuestra felicidad si es una persona que por mucho que nos conozca está fuera de nosotros, fuera de nuestro cuerpo, fuera de nuestra mente.
Entonces el primer concepto que debe venir a la mente es " primero debo amarme a mí y luego así podré amar genuinamente al resto de las personas ". La felicidad primero debemos buscarla en nuestro interior porque luego de ello, las relaciones interpersonales se encargarán de enriquecerla, mas no de mantenerla.
Sin embargo, para poder amarnos a nosotros mismos primero debemos saber quiénes somos. Y nosotros, realmente ¿sabemos quiénes somos? ¿Sabemos que nos gusta? ¿Sabemos qué hobbies tenemos? ¿Sabemos qué nos llena? ¿Qué nos da miedo? ¿Qué nos emociona? ¿Qué nos enoja? ¿Qué proyectos tengo? ¿Lo sabemos? Porque muchas personas por más que sean de edad avanzada no pueden responder todas estas preguntas.
Entonces, Si yo no me conozco ¿Cómo puedo amar al otro? ¿Acaso no estaré buscando en el otro aquello que yo siento no tener y por esa razón quiero mantenerlo? ¿Eso es amor?
Punto 2: reconocer necesidades
Si yo me conozco, también puedo responder preguntas en momento real. Por ejemplo, hay algo que no tengo ganas de hacer, supongamos que estás estudiando para un examen que rindes al siguiente día. Tu pareja te llama para hacer algo y tu ¿Qué dices?. La respuesta asertiva sería "ahora no puedo, mañana tengo examen y debo estudiar." ¿Pero sabes qué? muchas personas dependientes aceptan ir igual. Por varios motivos, alguno porque sienten que la felicidad que le provoca estar con la persona amada no tiene comparación, otros porque no saben decir no y otros porque tienen miedo de que al decir no la pareja busque a otra persona.
La respuesta asertiva sería respetar tu necesidad, primero ponerte tu en primer lugar porque la situación lo amerita. ¿Van a respetarnos el resto de las personas si nosotros mismos no lo hacemos?
Necesitamos reconocer que algunas cosas queremos hacerlas y otras no. Y que podemos hacer de vez en cuando un sacrificio por el otro, pero hay una gran diferencia entre aceptar hacer un sacrificio puntual y aceptar los sacrificios como modo de vida.
En uno hablamos de ceder en alguna ocasión como un gesto único y aislado. Y en el otro caso nos sometemos a ser complacientes del otro cada vez que así lo desee, solo para asegurarnos dentro nuestro que de alguna manera podemos "retener" esa felicidad.
La conclusión para esta primera entrega de este apasionante tema es: Primero debo amarme a mí mismo para poder amar al resto, la felicidad la debo buscar dentro de mí y para ello debo conocerme. Para conocerme debo preguntarme quién soy, qué me gusta y reconocer mis necesidades.
¡ Seguiremos hablando de esto en la próxima entrega ! ¡¡ Síguenos !!
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