Me amo. Me amo. Me amo. Bueno, sí, suena extraño. Pero es que nos amamos, mi psiquis, mi espíritu, mi persona. Y es que para la mayoría de la gente todos aquellos temas por los que vivimos, sentimos, interpretamos la realidad, o simplemente por los que nos interesamos están conectados de alguna manera con nuestra persona, nuestro Yo, o mínimamente con cosas que nos involucran o afectan de manera individual. Si una madre con su hijo nos enternece es porque hay algo de esa imagen que evoca a nuestras experiencias, nuestro Yo, nuestro sentir, nuestra forma de ver la vida, etc. etc. etc. Podríamos decir que vivimos interpretando y prestando nuestra atención a aquellas cosas de la vida que de alguna manera nos identifican o involucran.
Entonces, no es raro que nuestro camino por la vida esté lleno de intentos por parte de nosotros mismos de conocernos, de entendernos, de saber quiénes somos. La identidad es un pilar fundamental en nuestro psiquis. Pensemos entonces en aquellas personas que visitan profesionales e incluso gurús o pastores espirituales, con el fin de conocer o terminar de entender aspectos de la vida que quizá les son problemáticos o que simplemente no se comprenden.
Y no nos engañemos, todos en algún momento no entendemos algunas actitudes tomadas por nosotros mismos, a veces incluso nos arrepentimos de haber actuado de una manera y luego de un tiempo, a pesar de haber prometido y jurado no volver a hacerlo, nos vemos una vez más envueltos en la misma escena. Tranquilo, tengo buenas noticias, es normal y no estás loco ni eres una mala persona. ¡ Simplemente estás en un patrón de conducta causada por factores de los que probablemente no seas consciente ! Y la segunda buena noticia es que los patrones se pueden modificar con nuevos hábitos.
Lo importante de todo esto, es que cuanto más avanzamos en nuestro conocimiento de nuestro Yo, más podemos encantarnos con nosotros mismos o bien poner manos a la obra, como el escultor que previo a realizar su obra toma una imagen general del objeto que va a esculpir. Podemos así modificar aquellos hábitos poco saludables y cambiarlos por otros mejores, que a su vez nos van a conducir a nuevas experiencias, puesto que es la analogía de abrir una puerta hacia nuevos caminos.
Mis preguntas para ti hoy son : ¿Qué tanto te conoces? ¿Cuál es tu música favorita? ¿Qué canción te hace sacar una sonrisa o simplemente quieres volver a escuchar mil veces? ¿Qué color te gusta más? ¿Cuál comida te parece más sabrosa? ¿Tienes alguna meta personal en tu vida? ¿Qué ambiciones tienes? ¿Has llorado últimamente? ¿Has reído? ¿Te quieres? ¿Te gustaría quererte?
Háblate a ti mismo sobre estas preguntas, preséntate verbalmente como si lo estuvieras haciéndo a un total desconocido. Incluso puedes escribirlo o grabarlo. Pero presta atención luego a qué cosas son las que primero se te han venido a la cabeza, cómo te describes y qué palabras utilizas. Con estas características que tú te des, vas a encontrar aquellos puntos principales donde tu atención está puesta sobre ti mismo.De esta manera empezamos a abrir puertas y podemos incluso ir indagando más y más. A veces nos centramos más en las cosas que nos disgustan de nosotros mismos y no nos centramos (o incluso hasta ni mencionamos) nuestras valiosas aptitudes, características positivas.
Mi ejercicio para hoy será entonces, describirte. Descríbete y preséntate a ti mismo y escúchate. Escúchate cómo te describes y presta atención al nivel de exigencia con la cual puedas estar hablando. Pregúntate a su vez, si de la misma manera que lo has hecho contigo presentarías un amigo a otra persona y pregúntate el por qué.
No hay comentarios:
Publicar un comentario