Alejar pensamientos negativos

La autoestima nos permite vivir una experiencia de vida placentera. Pero si nos ponemos a pensar, ¿por qué a veces esto no es así? ¿Qué es lo que nos impide poder disfrutar la vida de esta manera? La respuesta a ello es: los pensamientos negativos.

A veces los pensamientos negativos surgen con una razón lógica, por ejemplo, ante la muerte de un familiar es lógico tener que realizar un duelo. Los pensamientos negativos en estas etapas son normales y hasta necesarios para poder realizar una secuencia de duelo normal.

Sin embargo, muchas veces los pensamientos negativos son irracionales o exagerados, e incluso peligrosos cuando se camuflan bajo otros tipo de pensamientos que usan como disfraz para llegar al mismo punto, hacernos doler. Si esto se mantiene por mucho tiempo, pasamos a sufrir un oscurecimiento de nuestro corazón y nuestra capacidad de disfrutar la vida.

La terapia cognitiva, una de las ramas de la psicología que ayuda a las personas a identificar el problema de base, los reta a enfrentar a ese problema y luego reemplazar esos pensamientos por otros más constructivos gracias a distintos procesos, es una gran aliada para poder eliminar estos pensamientos parásitos que nos roban energía valiosa que podríamos utilizar para otras finalidades más productivas y felices. De hecho esta forma de terapia se utiliza con mucho éxito en el tratamiento de problemas de ansiedad, ira y depresión. Y como los problemas de autoestima suelen estar relacionados a problemas  ansiedad y depresión, entonces sus métodos también son muy efectivos a la hora de construirla.

De esta manera, podemos simplificar (demasiado) el proceso basal en la que se basa (simplificando demasiado) la terapia.

La ida principal es que ante una adversidad nosotros desarrollamos pensamientos y esos pensamientos se convierten en emociones. La adversidad es todo aquello que genera un estrés en el status quo de la vida o al que tendemos. Ese estrés está representado por un evento, una situación, un acontecimiento o un accidente.

Esto es muy común por ejemplo en personas que han sido criadas con padres sobreprotectores. Lo más probable es que esa persona en su subconsciente piense  " siempre mis papás estuvieron sobre mí viendo y revisando todo lo que hago, decidiendo por mí y no dejándome enfrentar la vida. Debo ser muy poco útil y no debo servir para hacer nada bien sin ayuda." Como resultado, el psiquis de nuestro amigo en cuestión se dirige hacia una depresión, concluyendo todo en una emoción de desagrado por sí mismo y por la situación en general.

¿Qué pasaría si en vez de pensar eso hubiese pensado "mis papás no dejan que haga las cosas a mi modo, solo quiero un poco de libertad. ", probablemente este pensamiento llevaría a una emoción de curiosidad y ganas de descubrir el mundo personalmente sin ayuda. Quizá probablemente  busque valerse por sí mismo, al punto en el que genere un planteamiento a sus padres sobre la forma en que lo están tratando. Es aquí cuando las peleas entre padres e hijos se vuelven más frecuentes. Pero todo puede llevar a buen puerto siempre que haya negociación.

Lo importante de esto es demostrar que luego de los pensamientos sobreviene el sentimiento y eso nos puede elevar o nos puede hundir. Por este motivo, los pensamientos son muy importantes a tener en cuenta y es una materia central en la terapia cognitiva. Sobre todo aquellos pensamientos negativos exagerados o irracionales que nos hacen sentir incómodos con nosotros mismos y que surgen de manera casi automática. Esto es lo que se llama distorsión y nos impide vivir tranquilamente nuestro desarrollo personal.

Por tal motivo, es importante aprender a identificar aquellos sentimietnos negativos irracionales, ponerlos a prueba y reemplazarlos por otros más constructivos. En la medida que lo vamos logrando vamos obteniendo control sobre nuestra vida y nuestras emociones.

Pero lamentablemente no es algo tan simple y muchas veces requiere de un profesional experimentado que pueda ayudarnos y guiarnos en el proceso (esa es la idea de la terapia). Sobre todo para descubrir nuestros patrones de pensamiento ya sean buenos o malos, porque nos dan una idea de cómo pensamos y cómo interpretamos la vida.

Ante situaciones traumáticas, nuestra estima puede dañarse o puede fortalecerse dependiendo del apoyo y el contexto de pensamientos propios que acompaña luego de que esa situación pasa. Sin embargo no es tan sensillo porque también hay otros factores como la salud, el descanso, las condiciones ambientales en las que se vive que pueden afectar el proceso y el pensamiento.

La buena noticia es que los responsables de los pensamientos que llevamos en nuestra cabeza somos nosotros mismos, pues, por más que los eventos pueden influir en la forma en que pensamos, también en última instancia somos nosotros los que cedemos a aceptarlos. (a veces no queda otra opción), pero lo importante no es si somos o no somos culpables de tener estos pensamientos en nuestras cabezas sino, que así como nosotros cedimos a aceptarlos también podemos apartarlos. Y eso depende de las actitudes que tomemos en adelante.

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