Reconociendo distorsiones cognitivas: debeísmo

Esto es algo que se conoce también como el pensamiento ilusorio. Es decir el pensamiento que se basa en la imaginación más que en el fundamento de la razón. Es en alguna forma, algo parecido al pensamiento emocional.

Es muy común en personas perfeccionistas extremas, o que tiene demandas rígidas e inflexibles para sí mismos y muchas veces para con los demás. Aunque paradójicamente, las demandas rígidas en estas personas suelen ser más severas en relación a sí mismos que con otras personas.

Es como el estudiante competitivo y altamente demandante de sí mismo, perfeccionista que antes de entrar a su examen pretende "no equivocarse en nada" pero si la situación sale de su expectativa, y llega a existir una pregunta a la cuál no sabe responder, se detiene absorto y bloquea su actividad. De tal manera que luego de ese shock, no se siente capaz de seguir con el examen.

En estos casos, primero como siempre hay que reconocer cuál es ese pensamiento en el cual estamos exigiéndonos algo sin justificación real. Y una vez reconocido podemos preguntarnos. ¿Si yo no consigo el éxito máximo en esta situación, seré menos valioso? ¿Significa que soy un inútil? ¿Qué no sirvo para esto? ¿O simplemente significaría que soy imperfecto como todos en este mundo y que puedo cometer errores?

Nuestro ser implica una amplia esfera de muchas cualidades que nos enriquecen tanto a nosotros como al medio en el que estamos inmersos. Cada uno de nosotros da de sí mismo su parte para construir una gran escena, en la que todos y cada uno somos necesarios. Por eso no es buena idea considerar que somos menos eficaces por no haber obtenido la máxima calificación, o porque no pudimos responder una pregunta en el examen. Simplemente, a las mayores mentes humanas también les ocurren percances. También utilizan algún que otro memorando. Lo importante no es tanto el resultado sino el desempeño, por eso, podemos juzgar nuestro desempeño de manera conciente y ver cuáles han sido las cosas buenas y cosas malas de él. De tal manera que podamos resolver estas situaciones de una mejor manera la próxima vez, de eso se trata nuestro éxito. Persistir, equivocarse, mejorar, corregir y volver a intentar.

El "debería" puede servirnos de ejemplo, moderador. Pero no nos engañemos, no podemos exigir que la realidad sea exactamente igual de perfecta que en el mundo del "debería". Porque la vida no es estática y tiene muchos, muchísimos factores que influyen. Tampoco podemos caer en la acitud conformista que nos mantiene estancados. Siempre lo ideal es un equilibrio, buscar un punto medio y no generar una exageración ni para arriba ni para abajo.

Disfrutemos de nuestros aciertos y tengamos en cuenta nuestros errores para luego poder llegar a un estadio más alto al corregirlos. Disfrutemos la vida tal como es. Es una buena manera de poder combatir el debeísmo innecesario.

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