El amor incondicional, otra piedra angular

Nuestra salud psicológica está muy relacionada con nuestra capacidad de amar a nuestro yo interior. Muchos estudios a lo largo del tiempo buscaron la relación existente entre aquellas personas que han tenido una infancia feliz, con padres que demostraron amor por ellos mientras crecían y su estado de autoestima actual. Los resultados avalaban la existencia de una conexión entre tener una infancia con padres que amaban a sus hijos y el desarrollo del autoestima de ellos.

Ahora bien, la buena noticia es que no es necesario volver el tiempo atrás, y obligar a nuestros padres a criarnos de una manera tal. La buena noticia es que nosotros ya crecidos, podemos ser "buenos padres" de nosotros mismos. No culpemos el pasado, nuestros padres también son parte de toda esta red, y cada uno es un ser que busca la felicidad. Cada padre tiene un por qué actuó de tal o cual forma, así que ese será un tema aparte en el que no nos meteremos.

Centrémonos ahora en nosotros, en que reconocemos nuestra situación actual y en que podemos modificar o mejorar nuestro rumbo hacia el futuro. Pero la pregunta que debemos hacernos primero es: ¿Qué querría decir querernos a nosotros mismo? ¿Qué significa amarnos?. Podríamos decir que amar sería un sentimiento humano, que nos lleva a tener una actitud tal que permanecemos en el deseo de que cosas buenas o las mejores cosas sucedan para nuestro ser amado. Es decir, que esa persona llegue a encontrar felicidad, tal como nosotros también la buscamos.

Y no nos preocupemos porque en algún momento no sintamos el deseo vivo dentro nuestro de que a algún ser querido o cercano le vaya bien. Lo importante es no desearle el mal. Porque el bien, o la felicidad, si bien es un bien muy deseado por todos nosotros, también es un concepto abstracto. Y como tal, no siempre lo tenemos en cuenta en nuestra mente.

Tampoco nos preocupemos si en alguna pelea, surge ese deseo de venganza, muy típico del humano. Aún ante la pelea más superflua o tonta que podamos mantener. Pelear, enojarse es normal en una relación. Nadie nos pide permanecer las 24 horas repartiendo flores del amor. La vida no es una nube de caramelo.

Por lo tanto, esos sentimientos encontrados. Donde para algunos surgen deseos de "venganza", revancha o enojo; son solo sentimientos pasajeros y no se convierten en una constante. Luego de un tiempo, cuando ya nos calmamos volveremos a sentir vivamente el cariño por ese ser amado.

Todo esto es aplicable no solo desde nosotros hacia nuestros seres queridos sino también, desde nosotros hacia nosotros mismos. Podemos amarnos incondicionalmente. Podemos aprender a valorarnos aún cuando estamos convencidos de estar "llenos de defectos". Podemos comenzar una etapa nueva aún si leyendo estas líneas sigo con la idea de depreciarme. El amor incondicional es una semilla para el autoestima, y nos permite comunicarnos con nosotros mismos de manera más real así como también nos ayuda a relacionarnos con el mundo que nos rodea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario