Reconociendo distorsiones cognitivas: Asumir

La palabra "sí" significa que estamos aceptando algo. Es decir que estamos dando por certero algo en cuestión. Sin embargo no siempre justificamos o aceptamos algo con un estudio del caso, a veces simplemente se deja llevar uno por los preconceptos que uno tiene sobre algo.

Un ejemplo típico de algo es el primer día de trabajo uno encuentra a una persona de mal humor, que responde de manera desinteresada a nuestro saludo. Automáticamente uno tiende a pensar "es una persona fastidiosa", y sin embargo, no estamos teniendo en cuenta todo el contexto en el que esa persona probablemente esté y tampoco analizamos cuál es el motivo de su descontento o desinterés.  Aún así, para nosotros pasa a ser el "fastidioso" del trabajo.

Esta situación anterior es un claro ejemplo de lo que hace la presunción, donde nosotros nos adelantamos al resultado de un análisis dando nuestra valoración del caso como certera sin justificar o si quiera indagar.

Quizá al día siguiente la situación de este hombre "fastidioso" cambia y en el saludo descubrimos una personalidad totalmente abierta y cálida. ¿Qué pensamos ahora? ¿Quizá nos equivocamos? Es muy probable. Porque la posibilidad de que no le hayamos caído bien y que por eso nos haya saludado de esa manera, es uno entre muchas. No estamos diciendo que no es posible, estamos diciendo que no podemos dejar nuestra ansiedad ganar, no es buena idea sacar un juicio apresurado. No es bueno asumir que algo es así sin darle el espacio y tiempo necesario para sacar una conclusión.

Sin embargo esto no termina aquí. Ese saludo desinteresado a veces significa mucho para algunas personas y hacen de eso una cadena, que continua con pensamientos tales como "no, no voy a ir a la fiesta a la que fui invitado porque me va a pasar como en el trabajo". A partir de aquí entramos en un laberinto de posibilidades erróneas o fuera de contexto basadas solo en la mala experiencia del trabajo. Esto nos limita y no nos deja descubrir, a su vez, la realidad en la que estamos inmersos.
Empezamos a pensar que no valemos o que la gente no nos quiere, o que no somos queridos. Esto trae aparejado una disminución y daño a nuestra estima.

Por eso es importante reconocer los momentos en los que estamos estableciendo juicios apresurados. A partir de esto solo podemos evitarlos dando oportunidad a la situación. Por ejemplo, en el tema de la fiesta podemos armarnos de valor e ir igual, de esta manera evitamos que el prejuicio nos gane a nuestra voluntad. Y luego, ser conscientes de que en efecto a algunas personas podemos caerles bien y a otras mal, y también ellas a nosotros. Es algo normal que suceda, pero no debe imperar ese sentimiento sobre nuestras decisiones ni sobre nuestra vida cotidiana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario