El entorno y nuestro Ser

¿Qué pasa si igualamos en importancia al Entorno con nuestro Ser? Es decir, qué sucedería si damos igual importancia a aquello que el Entorno espera de nosotros con aquellos deseos básicos que nosotros expectamos de nuestra vida. ¿Qué pasa si dejamos jugar una carta muy fuerte en nuestras decisiones al "qué dirán"?

En primer lugar vamos a decir que el "Entorno" no es un demonio, ni algo no deseable. Es decir, el entorno incluye muchas cosas que nosotros amamos, como la familia, amigos o personas a las que estamos relacionadas de alguna manera y por las cuales sentimos amor.

El Entorno en sí no es malo. Pero puede ser dañino si no marcamos bien cual es el límite de la esfera del Entorno en nuestra vida personal y vice-versa.
¿Por qué vice-versa? Porque el Entorno es aquel lugar donde vivimos, y como sabemos, tiene reglas que están destinadas a hacer de nuestra vida en sociedad, algo viable y que genere respeto para todos nosotros. Es en realidad el sitio donde podemos desenvolvernos con la premisa de no hacer al otro lo que no nos gusta que nos hagan a nosotros.

Aclarado esto, podemos volver al principio de este texto. Si nosotros no marcamos el límite entre aquello que es esfera del "Entorno" y aquello es esfera "Personal", entonces estaríamos permitiendo que los otros manejen nuestra vida, nuestros deseos, que nos impongan qué cosas nos debe gustar y cuáles no. Que nos digan a qué debemos dedicar nuestra vida, cuando quizá queremos otra cosa para nosotros. Y acá hagamos un paréntesis, no confundamos esto con los "consejos" que muchas veces las personas puedan darnos sin querer imponer sus ideas sobre nosotros. Como el caso típico del abuelo que le dice al nieto que mejor "en vez de gastar el dinero en ropa lo use para ahorrar para una casa", típico en charlas entre gente más grande y jóvenes adultos.

Pero bueno, sacando de lado las excepciones. Si nosotros permitimos que el Entorno maneje nuestros deseos, valores personales, manera de ver el mundo, al punto en que igualamos el valor de nuestro diamante con el valor del entorno, entonces sucederá que nuestra autoestima estará a disposición de subidas y bajadas según el movimiento del "mercado". Pues prácticamente sería una especie de oferta y demanda. Ejemplo: "estoy flaca y está de moda ser flaca, entonces soy sencacional me amo me quiero, soy una diosa". Luego de dos años, está de moda tener más peso "estoy flaca y está de moda ser más rellenita, soy un palo, me odio, soy horrible". Esto que parece algo exagerado, en realidad no lo es, y suele ser una realidad de muchas personas. Por eso es importante reconcer nuestro valor como personas, nuestro diamante personal, y marcar el límite con el entorno.

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